En la Biblia encontramos numerosos pasajes que nos enseñan sobre la importancia de vivir una vida recta y confiar en Dios en todo momento. Uno de estos pasajes se encuentra en Romanos 13:11, donde el apóstol Pablo nos exhorta a someternos a las autoridades, guardar los mandamientos y amarnos unos a otros. Este pasaje nos recuerda que Dios es la máxima autoridad y que debemos obedecer sus mandamientos para alcanzar la salvación.
La autoridad de Dios y la importancia de someternos
En Romanos 13:1-2, Pablo nos enseña que todas las autoridades existentes son establecidas por Dios y que resistirse a ellas es resistirse a la voluntad de Dios. Esto no significa que debemos obedecer ciegamente a cualquier autoridad, sino que debemos someternos a aquellas que están en línea con los principios y mandamientos de Dios.
El versículo 3 nos dice que las autoridades están para infundir temor al malo, no al que hace el bien. Esto nos muestra que aquellos que viven una vida justa no deben temer a la autoridad, sino que deben ser reconocidos y alabados por sus buenas acciones. Sin embargo, aquellos que hacen lo malo deben temer a la autoridad, ya que esta es un instrumento de Dios para castigar al malvado.
En los versículos 5-7, Pablo nos enseña que debemos someternos a la autoridad no solo por temor a la ira, sino también por nuestra propia conciencia. Esto significa que debemos obedecer a las autoridades no solo por miedo a las consecuencias, sino porque sabemos que es lo correcto y es la voluntad de Dios.
El amor al prójimo y el cumplimiento de la ley
En Romanos 13:8-10, Pablo nos enseña que debemos amarnos unos a otros y que el amor es el cumplimiento de la ley. Nos recuerda que no debemos nada a nadie, excepto el amor. Esto significa que debemos vivir en amor y armonía con nuestros prójimos, cumpliendo los mandamientos de Dios, como no cometer adulterio, no matar, no hurtar, no decir falso testimonio y no codiciar. Debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
El versículo 10 nos dice que el amor no hace mal al prójimo, por lo que el cumplimiento de la ley es el amor. Esto nos muestra que cuando amamos a nuestro prójimo y vivimos en amor, estamos cumpliendo los mandamientos de Dios y viviendo una vida recta.
El tiempo de levantarnos y vivir en la luz
En Romanos 13:11-14, Pablo nos exhorta a levantarnos del sueño espiritual y vivir en la luz. Nos dice que debemos darnos cuenta de que la salvación está más cerca de lo que creemos y que debemos desechar las obras de las tinieblas y vestirnos con las armas de la luz.
En los versículos 13-14, nos dice que debemos vivir honestamente, evitando la glotonería, las borracheras, las lascivias, el libertinaje, los pleitos y la envidia. En cambio, debemos revestirnos del Señor Jesucristo y no dar lugar a los deseos de la carne.
En Proverbios 19:17, encontramos otro pasaje que nos enseña sobre la importancia de ayudar a los necesitados. Nos dice que aquellos que se apiadan del pobre le prestan a Jehová y que es mejor ser pobre que mentiroso.
Este pasaje nos recuerda que debemos ser generosos con aquellos que están en necesidad, ya que cuando ayudamos a los pobres, estamos sirviendo a Dios. Además, nos enseña que es mejor ser pobre y honesto que rico y mentiroso, ya que la honestidad es un valor fundamental en el camino de la rectitud.
En el Salmo 37:4, el rey David nos exhorta a confiar en Jehová y deleitarnos en él. Nos dice que si confiamos en Dios y nos deleitamos en su presencia, él nos concederá las peticiones de nuestro corazón.
Este pasaje nos enseña sobre la importancia de confiar en Dios y esperar en él. Nos recuerda que Dios es nuestro proveedor y que si confiamos en él, él cuidará de nosotros y nos bendecirá abundantemente. Además, nos exhorta a dejar la ira y el enojo, y a confiar en Dios en todo momento.
Los pasajes de la Biblia nos enseñan sobre la importancia de vivir una vida recta, someternos a las autoridades, amar a nuestro prójimo y confiar en Dios en todo momento. Nos recuerdan que Dios es nuestra máxima autoridad y que debemos obedecer sus mandamientos para alcanzar la salvación. Además, nos exhortan a ayudar a los necesitados, a confiar en Dios y a deleitarnos en su presencia. Siguiendo estos principios, podemos vivir una vida llena de rectitud y confianza en Dios.
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